No hay razones de convencimiento, no hay acciones premeditadas. Hay arrojo, un arrojo que se arroja sin más, sin búsquedas anticipadas, hay algo así como la necesidad del bien estar, de la presunción de que en algún lado se esconde y que se debe encontrar, un algo, un qué se yo, un en si y para sí desalienado.
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La Sucia Mentira
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